Rubor y Bronzer son dos cosas diferentes. El rubor es de color rosa, coral o durazno e imita el rubor natural de las mejillas, teñido de rosa, que se obtiene al caminar a paso ligero o en una sesión de yoga. El bronzer tiene un tono dorado y da a la piel un aspecto bronceado, como si hubieras pasado uno o dos días de relajación en la playa.
El efecto embellecedor de un toque de color cálido en las mejillas es instantáneo e incomparable. Puede ser rubor, bronzer, gel o polvo. Cuando encuentras la fórmula y el tono adecuados para ti, todo cambia. Tanto el rubor como el bronzer agregan dimensión y calidez al rostro.
Independientemente de si utilizas un rubor en polvo como Fit Me Blush o una fórmula en crema como Cheek Heat Gel Cream Blush, aplica siempre el rubor directamente en la parte más prominente de las mejillas, esa parte carnosa que a los adultos les gustaba apretar cuando eras pequeña. Es la zona en la que circula la sangre de forma natural y se vuelve rosada cuando haces ejercicio o te emocionas. A algunas personas les gusta difuminar el color también hacia arriba y a lo largo de los pómulos para conseguir un efecto más voluminoso.
Si te preguntas dónde aplicar el bronzer, debes saber que puedes hacerlo en cualquier lugar donde te dé el sol de forma natural: mejillas, nariz, frente, mandíbula y cuello. El bronzer es más fácil de usar en una fórmula en polvo transparente como City Bronzer, ya que se extiende por todo el rostro.